Son los más buscados pero hay un problema: la escasez que tiene España de perfiles técnicos.

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Es irlandés, ingeniero mecánico y llegó a España hace seis meses con trabajo. Cormac Gaffey, de 33 años, ejerce su profesión en Idneo Technologies. Decidió estudiar ingeniería con 28 años, además de por las posibilidades laborales que ofrece esta disciplina, porque “me gustan las matemáticas y me encanta buscar problemas y arreglarlos, es una carrera que ofrece muchas oportunidades como diseñador o desarrollador”.

Si hay una profesión que siempre tiene trabajo esa es la de ingeniero. Son los más demandados y los más cotizados. Según datos del INE, el 98% de los titulados en Ingeniería Electrónica tiene trabajo. En porcentajes similares, por encima del 90%, se encuentran otras carreras politécnicas, como Ingeniería Automática y Electrónica Industrial, Aeronáutica, Naval y Oceánica, Informática e Industrial. Sin embargo, hay un desequilibrio entre la demanda y la oferta en todos los sectores y especialidades.

Porque la demanda de ingenieros, según datos de la consultora Mur & Martí, especializada precisamente en la búsqueda y selección de estos perfiles profesionales, se ha incrementado en un 20% en los últimos años, mientras que el número de matriculaciones en las carreras denominadas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) se ha reducido prácticamente en la misma proporción. En España, de los 1.321.907 matriculados en la universidad en el curso 2015-2016, según datos del Ministerio de Educación, 254.327 lo hicieron en ingenierías y arquitectura. Y si se echa la vista atrás y se compara el dato con el de hace una década, se observa que esta rama universitaria se ha dejado por el camino el 28,7% de sus alumnos, con descensos anuales del 9,2%. En el curso 2004-05 se matricularon 385.904 futuros ingenieros, y diez años más tarde, 274.976.

“Es necesario que se estimule la aparición de vocaciones, y debe ser el Estado quien debe actuar para gestionar el problema en los distintos niveles de educación, ya que es imprescindible que el país apueste por el sector industrial”, afirma Carmen Mur, socia fundadora de la citada consultora.

También lo corrobora el último informe sobre la situación laboral de los graduados en Ingeniería de la rama industrial, elaborado por el Colegio de Graduados en Ingeniería rama industrial e Ingenieros Técnicos Industriales de España (Cogiti), que pone de manifiesto las buenas perspectivas laborales en el sector de la industria y la ingeniería, hecho que contrasta con las dificultades que tienen las empresas para encontrar el talento que necesitan.

Es más, el estudio señala que el 72% de las compañías del sector incrementará su plantilla a lo largo de este año, pero también manifiesta que tiene problemas para fichar a las personas idóneas. Existe, por tanto, un desajuste entre las habilidades que buscan los empleadores y las que tienen los profesionales. Por ello, es fundamental, apuntan, que los ingenieros sigan formándose a lo largo de la vida: un 97% afirma que sigue cursos de formación continua, y el 67% señala que prosigue su formación universitaria con grados, másteres o doctorados. A ello hay que añadir las exigencias, por otro lado, cada vez mayores, para cubrir un puesto de ingeniero. “Las empresas demandan la polivalencia que tienen los industriales, ya que su base generalista es muy amplia y luego pueden adaptarse a las diferentes labores dentro de las empresas”, opina el presidente del Cogiti, José Antonio Galdón.

Los expertos identifican una firme tendencia, como es la incorporación de ingenieros en áreas funcionales de las compañías, “donde hasta hace relativamente poco no parecían tener cabida”, afirma Carmen Mur. Por ejemplo, en recursos humanos, donde tradicionalmente se ha optado por profesionales procedentes de carreras de corte humanístico. “Se valora su estilo de pensamiento, su estructura mental, su capacidad analítica, competencias cada vez más apreciadas para un mayor espectro de áreas”, prosigue esta experta. “Somos, por formación, personas muy resolutivas, con mucha habilidad para analizar, y podemos trabajar en cualquier puesto de una empresa”, afirma el ingeniero Cormac Gaffey. Por su parte, el profesor de la Escuela de Ingeniería que la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) tiene en Manresa (Barcelona) Josep Font destaca la “capacidad para ver un problema en cualquier ámbito y resolverlo, además de la capacidad para adaptarse a cualquier circunstancia”. Sin embargo, son pocos los profesionales de estas disciplinas los que visualizan su futuro laboral en funciones ajenas a las materias troncales de la carrera estudiada.

“Los estudiantes de especialidades como Ingeniería de las Organizaciones se preguntan por qué ellos tienen que estudiar asignaturas de recursos humanos, como si en la organización de las empresas el factor humano no fuera un factor clave”, señala la consultora de Mur & Martí, quien advierte de que es posible que, a corto plazo, muchas de las plazas ofrecidas en estos momentos a ingenieros tengan que ser cubiertas por graduados no universitarios, procedentes de ciclos formativos de grado superior.

A esta preocupación se suma el profesor Font, quien asegura que el ingeniero hoy día se ha convertido en “ese gran objeto de deseo por la escasez en todas las especialidades, y un país sin ingenieros no avanza”. Yalega varias razones: “Siempre ha existido la creencia de que eran carreras muy complicadas, que no estaban bien remuneradas, y los alumnos siempre pensaban en estudios con menos esfuerzo y en las que se lograba un mayor retorno”. Sin embargo, asegura este ingeniero de telecomunicaciones que se trata de carreras accesibles, con las que se consiguen buenos salarios, que a su vez están creciendo. La remuneración media supera los 40.000 euros al año, según Mur & Martí. Otra medida necesaria, apunta el docente de la UPC, es instalar escuelas de ingenierías fuera de las grandes ciudades, en zonas industriales, “para que haya un acercamiento por parte de los alumnos".