Las bajas laborales por enfermedad común superarán este año los 4,5 millones, un 15% más que en 2015

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Mientras se debaten en la comisión de seguimiento del Pacto de Toledo posibles reformas para garantizar la viabilidad del sistema público de pensiones, desde las mutuas proponen que se vigile el uso indebido que se está haciendo de la prestación por incapacidad temporal porque esto ayudaría a aliviar las castigadas cuentas de la Seguridad Social.

Las bajas laborales derivadas de una incapacidad temporal (IT) por enfermedad común no dejan de crecer y superarán este año los 4,5 millones, un 15% más que en 2015, lo que equivale a que más de 880.000 trabajadores no acudan a su puesto de trabajo ningún día del año, según datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (Amat). . Estas bajas detraen 5.500 millones de la Seguridad Social, otros 4.800 millones de las empresas y suponen un coste de oportunidad del 6% en términos de PIB de 62.000 millones.

El absentismo laboral, es decir, la ausencia al trabajo cuando estaba prevista la asistencia, se ha disparado y supera ya los niveles previos a la crisis. Amat cifra en 72.500 millones de euros su coste total. Una cantidad de la que consideran podrían recuperarse hasta 18.000 millones para dar un respiro a la Seguridad Social.

"Si se evitaran los costes innecesarios de la burocracia administrativa y el uso indebido de la prestación de incapacidad temporal, se lograría un impacto positivo para las mutuas y la Seguridad Social, así como para la competitividad empresarial, la generación de empleo y el crecimiento económico, sin menoscabo de los derechos de los trabajadores", sostiene la asociación.

 

El absentismo laboral no sólo está dañando, a juicio de Amat, nuestra competitividad empresarial, también ha hecho mella en las cuentas de la Seguridad Social ( con más de 17.000 millones de euros de déficit estimado para 2016) y se ha dejado sentir de manera notable en los balances de las mutuas, que este año registrarán unas pérdidas de 330 millones de euros por esta gestión.

La recuperación con el consiguiente incremento del número de trabajadores no es, sin embargo, el único responsable de esta subida del absentismo. Ricardo Alfaro, subdirector general de Asepeyo, apunta cuatro motivos. "Desde luego que el fin de la crisis ha tenido que ver. A mayor afiliación, el absentismo es también mayor. Sin embargo, mientras que la afiliación ha crecido un 3%, el absentismo lo ha hecho tres veces más".

En segundo lugar, apunta Alfaro, hay también un motivo organizativo. "Los departamentos de Recursos Humanos se dedican sobre todo al reclutamiento y no hacen una labor de gestión del absentismo". Además, sostiene este experto, en muchas ocasiones se prolongan de manera innecesaria las bajas por alargarse los tiempos entre consultas en los servicios públicos de salud. Y además, añade, "una mayor protección social unida a salarios bajos desincentiva a los trabajadores a coger el alta". Algunas empresas complementan salarialmente por convenio los primeros días de baja por incapacidad temporal, con lo cual el trabajador no pierde dinero si no acude a su puesto de trabajo.

Pese a este importante problema, son pocas las compañías que elaboran planes de gestión del absentismo aunque tengan niveles elevados en sus organizaciones. "Cada empresa debe comparar su nivel de absentismo con el nivel ideal en su sector y ver si está por encima o por debajo, y elaborar un plan desde Recursos Humanos", apunta Alfaro.

Costes directos e indirectos

El absentismo no sólo conlleva unos costes directos derivados del pago de las prestaciones de la Seguridad Social que cobra el trabajador de baja por contingencias comunes y del complemento salarial que abona la empresa, en el caso de que así lo contemple su convenio colectivo. También supone unos costes indirectos (hasta cuatro veces superiores al importe directo) como los provocados por el tiempo de búsqueda y sustitución del empleado de baja, la formación para la adaptación del sustituto al puesto de trabajo y la pérdida de calidad que esto puede suponer.

Conscientes de que "el absentismo injustificado conlleva una pérdida de productividad e incide de manera negativa en los costes laborales, perjudicando la competitividad de las empresas y la posibilidad de mejorar los niveles de empleo y renta de los trabajadores", los sindicatos y la patronal se marcaron como objetivo compartido en el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación colectiva 2015-2017: "La reducción de las ausencias injustificadas".

Los interlocutores sociales coinciden en la necesidad de que se analicen las causas de este absentismo y se establezcan criterios para reducirlo, así como medidas de control.

Sin embargo, desde CCOO recuerdan que detrás del aumento de las ausencias laborales hay una clara relación con las condiciones de trabajo: "No sólo ha habido un recorte de derechos y salarios sino también un empeoramiento de las condiciones de trabajo, precarizando las relaciones laborales y frenando la activación preventiva de las empresas generando una mayor exposición a riesgos laborales y a daños derivados del trabajo".